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Génova

 

Génova es una de esas ciudades portuarias que, hace mucho mucho tiempo, atrapó el mar, la engulló haciéndola suya.

 

Amasijo de estrechas callejuelas, donde, detrás de los porticones de sus ventanas, siempre hay unos ojos vigilantes. Antaño, a la espera quizás del retorno de sus pescadores con las primeras luces del alba, hoy todo lo que percibimos son unas miradas furtivas, anhelantes, que desde lo alto se nutren participando del algarabío que sube y baja escaleras, abre y cierra puertas indiscriminadamente, algunas parecen que te conducen a un país sin retorno, otras, a los más bellos y suntuosos palacios.

 

Por Génova pasa el tiempo detenido, el viento agita sin tregua la ropa tendida, portadora de secretos códigos todavía sin descifrar.

 

Una ciudad misteriosa con sabor a mar, a vida.

                                                                                                                     Septiembre, 2014

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